Y con saña

La mejor noche en la naciente carrera de Carlos Rivero en el beisbol venezolano no pudo ocurrir en un día más apropiado ni ante mejor rival. Inolvidable, lo de hoy no lo voy a olvidar jamás, concedió el toletero larense, el héroe del último duelo entre Caracas y Magallanes este año en el estadio Universitario, ayer. Sus dos jonrones en el en cuentro, una marca personal, llevaron seis carreras a casa, otro tope para él, y convirtieron el parque ucevista en un delirio caraquista. Una vez en clase A media saqué dos cuadrangulares, recordó el infielder de Barquisimeto. Pero eso no tiene nada que ver con esta vez. Rivero fue reclamado por la masa, que llenó hasta el último espacio disponible en el escenario de Los Chaguaramos. Fue la primera vez en su vida que el público le exigió salir a saludar. Y desde el borde de la cueva, tras el baño de multitudes, vio a su compañero Jesús Aguilar añadir saña a la ofensa: el vuelacercas solitario con que Aguilar remató el último ataque melenudo terminó de desarticular a los turcos, sentenció el choque con pizarra de 9 por 2 y le dio a los suyos tres grandes motivos para celebrar. Los Leones, primero, llega ron a cinco ganados contra los Navegantes esta temporada, incluyendo los cuatro en la capital, para asegurar la serie particular. Es grandioso, sonrió el ma nager Frank Kremblas. De veras que sí. Se pusieron, además, en 23 triunfos en este campeonato, para dar caza a los cabrialenses en la segunda posición de la tabla, a medio juego del primer lugar. Eso está bien, pero lo que verdaderamente importa es que estemos jugando bien, terció el piloto. El récord ya es pasado, es algo que no se puede cambiar. Quedaron, por último, con 364 lauros por lado desde que el Cervecería y el Magallanes se midieron por primera vez en la...

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