Argenzuela

En muchos países de América Latina se ha hecho común referirse a Argentina como Ar genzuela, porque consideran que ese país austral se parece cada vez más a nuestra querida y caribeña Venezuela. No se trata de un elogio. Argentina, que llegó a ser un país desarrollado a comienzos del siglo XX, con una economía y un nivel de vida superiores a los de Brasil, con el que rivalizaba por ser la gran potencia regional, ha sufrido durante varias décadas enfrentamientos políticos, caudillismo, dictaduras militares y personalismos grotescos. Lo que la ha conducido a un creciente deterioro y la ha llevado a intentar los más diversos experimentos políticos. El último invento ha sido tratar de emular las políticas impuestas en Venezuela por el comandante Chávez. Por ello se le dice Argenzuela. Como era de esperarse, le ha ido mal. Y el otrora gigante latinoamericano es cada vez más la sombra de sí mismo. El país sofisticado de cultura europea, capaz de darnos maravillas como Jorge Luis Borges; de producir tanto tango como trigo, y de afirmar lo autóctono a través de un Atahualpa Yupanqui, parece hoy una triste milonga arrabalera. Todavía en el siglo XXI el que no llora no mama, y el que no mama es un gil, como dijera el filósofo del tango, Enrique Santos Discepolo. Ante tanto desarreglo, la dinas tía actualmente gobernante en la tierra del plata no ha encontrado mejor solución que inspirarse en el autoritarismo del teniente coronel caribeño, quien en su momento le ayudó a sacar la pata del barro comprándole bonos que a nadie más le parecían aceptables. Esto permitió a los Kirchner, debe reconocerse, superar unos años de inaceptable incertidumbre en Argentina. Así alcanzaron su popularidad. Pero luego les afectó la enfermedad del poder. Como suele suceder, a Néstor Kirchner y a su señora esposa algunos éxitos iniciales los llevaron a creer que eran indispensables. Pensaron que habían encontrado la receta para darle a su patria el progreso, la estabilidad y la justicia que ya sólo recordaban los ancianos, porque habían tenido lugar en un pasado remoto. Concluir de lo anterior que el pueblo los necesitaba y que su permanencia en el poder era el remedio mágico para que nuevamente resplandeciera Argentina, era muy fácil. Por lo tanto, como...

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