Usurpadores

El tinglado se desbarató. Los rezos y oraciones, los rituales yorubas, mayas y aimaras, las vigilias y esa desazón que casi se les puede palpar en cada frase redactada con gramática cubana, que habla de activar la movilidad y de escenarios complejos, tienen muy poco que ver con el marxismo, le deben mucho al socialismo real soviético y rondan alrededor del misticismo franquista y las tareas que se imponían los encomenderos para aprovecharse de los in dígenas. La religión no es ciencia, por más que teólogos y sucedáneos se empeñen. Mucho menos el marxismo-leninismo, que está más emparentado con el salvajismo que con los mecanismos de la razón y la civilización. Ese sincretismo de los comunis tas criollos que se pasan la vida renegando de Dios, de los curas y de los papas, del Estado Vaticano, pero que cuando se sienten moribundos llaman al párroco más cercano para que sin dilaciones les administren los santos óleos quizás sea una manifestación de la viveza criolla o del mientras tanto y por si acaso, pero no obedece a ninguna coordenada del materialismo dialéctico o histórico que con tanto éxito de librería trató de explicar J. R. Núñez Tenorio, erdum pilos zotga bardunte, como citó en alguna parte y todavía no he podido descifrar. La superstición y la superchería se han desatado de manera espectacular con la imposición del socialismo del tipo leninista, que confunde dictadura del partido único con dictadura del proletariado...

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