Olor de casas olvidadas

...¿Tú no me conoces?, me dijo en la acera, cuando yo iba camino a estudiar. Achicharran te, el solazo hacía desaparecer los colores de las casas, con fuerza de luz que torna todo en blanco y arruga el rostro de cualquiera, obligando a cerrar los ojos. Traté de reconocer a contraluz a este hombre anciano, de sombrero, vestido formalmente, que me interrogaba. No, no lo conozco, ¿porqué?, contesté. Es que no recuerdo dónde vivo... y sé que es por aquí. Me sentí ante un problema más difícil de resolver que los que me esperaban en libros. Y ¿por dónde vive usted?... Yo vivo en Santa Lucía. La iglesia de la virgen ciega, estaba allí, a dos cuadras. Esa parroquia de Maracaibo, conocida por sus gaitas y casitas multicolores, tenía entonces, diagonal a la iglesia, un abasto donde inmensa, en la pared, Marilyn Monroe, reinaba sobre estantes repletos de productos que vendían los Di Brígida. Las hojas batientes de una ventana de madera, crujieron al abrirse tras los barrotes, dejando ver a una robusta muchacha que se sentó, tal mantuana, a ver pasar la tarde. Ella podía ser la solución. Las ventanas de El Empedra?o, son una versión particular de las coloniales. El anciano se arregló el som brero y el saco, para consultar la ventana, posando como para una fotografía. Buenas tardes, ¿tú conoces a este señor? dije a través de los barrotes... Está perdido... no recuerda dónde vive. Ay, Dios... pobrecito. No, yo nunca lo he visto. ¿Seguro que vive por aquí?... Capaz que mamá sí lo conoce... Mamá!, gritó; mientras el señor me susurraba: ¿No me conoce?.... Mirá, pero pasen pa?dentro. Allá fuera hay mucho sol, dijo la joven mientras abría la puerta del zaguán. Pisos de baldosas amarillas-moradas brillaban pulidas en la sala, bajo escasos muebles protegidos desde la pared de bahareque pintado, por La última cena, en metal repujado, que brillaba como cromada. Era un ámbito de los que Pedro Morales reproduce en cuadros y computadoras. La casa que llaman colonial, de techos altos de caña por dentro y tejas por fuera; que doma el clima y que está llena de afecto. Esas casas se están desvaneciendo. Se...

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