Olvidando a Chávez

Con demasiada rapidez y frente a nuestros ojos, testigos de su vida, se está con virtiendo a Chávez en una figura histórica, una mentira, un mito aprovechable para cualquiera. Por ahora, Nicolás Maduro se empina sobre él para llegar a Miraflores, lo usa como muletilla, bastón, paraguas, pero pronto muchos chavistas lo acusarán de ser infiel a las ideas de Chávez que, como no quedaron codificadas en un libro, las interpretarán según les convenga.Al personaje real lo ha se pultado el incienso, mientras cada quien intenta demostrar ahora su cercana con él, aprovechar el mito. A los historiadores les quedará la tarea inacabable de ponerse de acuerdo sobre quién era Chávez, discutirán por los siglos de los siglos. Por ahora, y por un buen rato, continuará siendo una obsesión nacional. Internacionalmente lo convertirán en un personaje como el Che, sólo que menos lúgubre, más jacarandoso y humano. Más divertido.A Bolívar lo invocaron dic tadores y caudillos, quedó en manos de bolivarianos conservadores que monopolizaban su memoria con fanatismo. Chávez logró volverlo un revolucionario y, de paso, que medio país dejara de venerarlo.En nombre del peronismo gobernó a Argentina un presidente neoliberal como Carlos Menem y un populista como Néstor Kirchner. De Marx se proclamaron herederos Stalin y Lenin, y los reformistas alemanes a los que el tiempo les dio la razón y cuyo partido ha sobrevivido hasta hoy. Bernstein tie ne más vigencia que Lenin.Chávez no dejó una doctri na, sino innumerables canciones, imágenes populares, dichos, gestos, sólo que está indefenso frente a la maniobra de subirlo a los altares del culto civil para colocarlo junto a Negro Primero, Simón Bolívar o el Che. Una...

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