Puertas abiertas, sin obstáculos

Cualquier persona que camine con frecuencia por la UCV se tiene que haber percatado de la creciente, incómoda y variopinta presencia de rejas y obstáculos, que afean la obra arquitectónica y dificultan la fluidez del tránsito peatonal. Entrar entre barandas, como las que se le pone al ganado para llevarlo al corral, no se compadece con la idea de diversidad y universalidad del pensamiento, contradice la libertad del alma máter. Bajo los emblemáticos arcos que caracterizan sus accesos principales, incluso las aceras, progresivamente se han instalado tubos y más tubos cuyo objetivo es el control del acceso.Todos sabemos que en es ta ciudad ese tipo de prácticas para el resguardo y protección gana adeptos cada día. Montar barreras o barricadas, aislarse del entorno urbano y restringir el uso del espacio público a algunos da la sensación de mayor seguridad, aunque el incremento de los índices delictivos y de violencia contradigan esa estrategia del sálvese quien pueda, que no ayuda a resolver el problema y probablemente lo exacerbe. La celebración del muro y la reja de esta consensuada política de cerramiento está convirtiendo la ciudad en minúsculos archipiélagos.Que esa práctica sea común en ámbitos estrictamente vecinales donde, con o sin permiso, se cierran calles a la circulación automotriz y cada vez más al paso peatonal tiene sus argumentos, pero que ese tipo de prácticas se produzca en el ámbito de las...

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