Identidad

Lo que está en crisis en Occidente no es tanto la democracia y sus formas, sino las identidades políticas que hasta no hace tanto tiempo acompañaban o se subordinaban al orden político. Las instituciones de la democracia liberal siguen allí; las prácticas políticas no han cambiado, pero la calidad de su funcionamiento, o más bien, la experiencia cívica, busca otros derroteros. El fenómeno de los regímenes híbridos, del cual Venezuela es un ejemplo, en los que coexisten formas democráticas con prácticas cada vez más despóticas, es objeto de preocupación y atención mundial, aunque goza de una especie de inmunidad brindada por una indiferencia global que es muy difícil de explicar, pero que seguramente tiene que ver con que, en otra escala, las democracias consolidadas sufren también excepcionalidades: Frigide Barjot y el movimiento de Manif’pour tous en Francia o Beppe Grillo en Italia, o el Tea Party en Estados Unidos: casos en los que la interpelación va dirigida no a cuestionar al régimen o a suplantar un gobierno, sino a representar nuevas identidades más o menos difusas pero que demandan reconocimiento. Difusas digo, porque lo característico es que las antiguas taxonomías del espectro derechaizquierda son totalmente insuficientes para describirlas.En Venezuela, el empeño en ma nufacturar una identidad política con los códigos polvorientos de la Revolución cubana que no es sino un oxímoron en el que una dictadura militar obsesivamente nacionalista se viste de leninismo y macondismo latinoamericano pretendió sacar provecho de esa confusión postmoderna. Se abrió el closet de los estandartes más gastados y pretéritos del fallecido comunismo para actualizarlos y utilizarlos en la aspiración de construir una nueva identidad nacional para este país. El proyecto del chavismo no es político; es identitario. Su oferta es gestionar, mediante una voraz cúpula burocrática que se sueña aristocrática y enfilada hacia su destino manifiesto, la silueta definitiva y única del ser venezolano.Y eso no tiene nada que ver con ninguna izquierda conocida o por conocer...

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