Yo nací un 1 de enero

Para Susana de Freitas y María Efigenia Azcárate el 1º de enero no es sólo el primer día del año. Después de oír las campanadas que despiden el año viejo y sentir los abrazos de comienzo del nuevo ciclo, exclaman sonrientes: Yo nací un 1º de enero. Ambas están agradecidas, pues ello les da la oportunidad de celebrar el cumpleaños en familia.Nacer un 1º de enero es una ocasión valiosísima de reflexionar sobre nuestras vidas y dar la bienvenida a una nueva oportunidad, un nuevo año, explica de Freitas, quien se toma un momento previo al sonar de las campanas para agradecer a Dios el milagro de la vida, que renueva votos ese primer día del año.Pero no siempre ha sido una ventaja haber nacido el primero de los 365 días del año. A los 15 años, de Freitas decidió que celebraría su natalicio con un gran vestido y una gran fiesta.Sus padres les advirtieron del riesgo, pero con la osadía de la adolescencia logró convencer a su familia de celebrarlo ese 1º de enero. Definitivamente, me arrepiento, comenta entre risas. Mi papá me dijo que los invitados podían no aparecer.A las 7:00 pm nadie llegaba.Fue a las 9:00 pm cuando sonó el timbre y no pararon de llegar los convidados, que al final fueron más de la mitad, recuerda.Azcárate prefirió esperar al gunos meses antes de su gran celebración: Por tratarse de un día complicado para las grandes fiestas, tuve que correr para marzo mis 15 años, edad que es importante para toda niña. Es entonces la única vez que he celebrado a destiempo.De resto, la paso feliz...

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