Hace 50 años Contramaestre revolucionó el arte con un Homenaje a la necrofilia

En aquella época aún no existía el bulevar de Sabana Grande y en la avenida Abraham Lincoln comenzaban a multiplicarse los bares donde la intelectualidad nacional iba a destilar sus cuitas. La mañana del 2 de noviembre de 1962, Día de los Muertos, amaneció en el número 16 de la calle Villaflor el Homenaje a la ne crofilia organizado por Carlos Contramaestre, médico, artista plástico y poeta de El Techo de la Ballena, movimiento vanguardista venezolano activo entre 1961 y 1968 y en el que también figuraron Salvador Garmendia, Adriano González León, Rodolfo Izaguirre, Juan Calzadilla, Caupolicán Ovalles y Efraín Hurtado, entre otros. Junto con Sardio, el grupo fue una reacción de los intelectuales de izquierda al enfrentamiento entre el gobierno de Rómulo Betancourt y la guerrilla urbana. El crítico uruguayo Ángel Rama escribió una vez que los balleneros se distinguieron por su violencia, espíritu anárquico y voluntaria agresividad pública: Entre los numerosos movimientos artísticos venezolanos que confieren su particular nota tumultuosa a la década de los sesenta en Caracas. Amor y muerte. Las alusiones a la putrefacción en el Home naje eran constantes, a tal punto que en El Nacional tacharon sus obras de cuadros olfativos, por estar elaboradas con huesos y vísceras traídas del matadero de Jajó. Se trataba de un arte masoquista, con perfiles de sadismo, hecho con el objetivo de destruir los conceptos existentes sobre estéticas y sobre esas cenizas construir el arte del futuro, explicó Contramaestre al diario. En una crónica con memorativa publicada hace 10 años en el periódico, Edgar Alfon...

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