6 bandas se disputan 15 zonas populares en el Distrito Capital

S eis organizaciones criminales dominan, a punta de terror, quince barriadas del municipio Libertador, en su mayoría las más pobladas.Las bandas se han convertido en objetivos de cuerpos policiales debido a su armamento y su peligrosidad: secuestran, controlan el tráfico de drogas y algunas dominan un mercado de armas superior al de las fuerzas que las combaten.Los kilombos, El Coque, El Loco Luis, Los Perth-Plus, El Macua y El Yilber han sido el objetivo de más de 20 operativos efectuados en 8 meses, según funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales de la Policía Nacional Bolivariana. Fueron creadas en la última década en sectores populares como El Guarataro, 23 de Enero, El Valle, la Cota 905, El Cementerio y La Vega, que son consideradas zonas rojas por los cuerpos de seguridad.Dentro de las bandas existen tres categorías: la plana mayor, integrada por el pran y sus escoltas, es la que recibe el dinero de la venta de drogas, secuestros y las multas que deben pagar los comerciantes del barrio. En segundo plano están los luceros, que son los que se enfrentan a tiros con los agentes policiales y están encargados de efectuar los secuestros, según informaciones de los cuerpos de investigación; y en tercer lugar están los gariteros, en su mayoría menores de edad que se inician en la organización y son los que realizan las encomiendas, cobran las multas a comerciantes, deudas por droga y custodian la zona a toda hora.Radio de acción. Aun cuando participan en secuestros en otros sectores de la Gran Caracas, sus blancos más fáciles están en las propias barriadas del Distrito Capital. La manera más fácil de recabar dinero es a través del secuestro y la extorsión de los conductores de autobuses y del transporte rústico. Pero también escogen a comerciantes que tienen sus negocios en las zonas de mayor actividad económica, una tarea ideal para quien comienza en la banda, señala Pedro Gámez Álvarez, detective jubilado de la antigua Policía Técnica Judicial, quien manejó información sobre las operaciones.Cuando hay víctimas de más envergadura, las estudian por meses, analizan la rutina de quien consideran pueden obtener mucho dinero, incluso dólares. Allí no actúan menores. Son delitos que, en su mayoría, planifican los pranes desde las cárceles del país.Para los cabecillas de las bandas asesinar no es la única opción, tampoco la descartan, añade Carlos Morín, abogado...

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