El 7-O en Boston

La gran cantidad de jóvenes que en un poco más de una década se ha ido de Venezuela, y que ahora residen en el exterior, debe ser grande. Eso me recuerda la segunda mitad de la década de los años setenta del siglo pasado, cuando una gran cantidad de muchachos y muchachas venezolanos marcharon al extranjero a estudiar cualquier cosa, con los auspicios del Gobierno por medio de la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho, creada por decreto del entonces presidente Carlos Andrés Pérez. Es una ironía cómo ahora esto está pasando y por qué están dejando y siguen dejando, o tratando de dejar el suelo patrio, buscando un futuro mejor. En aquella época esos muchachos se fueron muy contentos; regresarían al país, muy agradecidos al Gobierno por contribuir a su desarrollo personal y, por ende, al de la propia nación. Quizá fueron pocos los que se quedaron por aquellos lugares, por razones muy diferentes a las políticas. Hoy en día la cosa es al revés: se han ido en estampida por culpa del Gobierno y con intenciones de no regresar si la situación no cambia. En febrero tuve la oportuni dad de visitar la ciudad de Boston para registrarme en el Consulado de Venezuela en razón de estar un año sabático en el Williams College de Massachusetts. Como profesor universitario, y como venezolano también, quise reunirme y conocer a algunos de estos jóvenes para pulsar sus sentimientos, sus opiniones, sus expectativas, y comparar con aquellos que se fueron en los años setenta. Gratamente sorprendido de cómo están organizados y cómo trabajan fuertemente, me encontré con miembros de dos organizaciones de venezolanos que hacen vida en la capital de Massachusetts: Embajadores de Boston y VotoBoston. Compartí con ellos amena mente para escucharlos y para escuchar sus respuestas a mis preguntas. En el ambiente público de la mezzanina del edificio Prudential, ícono de la ciudad, donde fue la reunión con los Embajadores, me llamó la atención cómo estos fueron enfáticos en manifestar su deseo de regresar al país, una vez finalizados sus estudios y compromisos, siempre y cuando pudieran encontrar una garantía para su seguridad personal y para sus vidas, condición sine qua non...

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