El 8-D

Los resultados de las elecciones del 8-D no arrojaron mayores sorpresas. En buena me dida, ellos se ajustaron a las tendencias que reflejaban los sondeos de opinión. El oficialismo obtuvo la mayoría en la votación nacional y también el control mayoritario de las alcaldías, aunque reflejó una caída en relación con procesos anteriores.La unidad opositora ganó sig nificativos espacios en los principales centros poblados, lo que le permitió el triunfo en ciuda des, hasta ahora, bajo el dominio del chavismo; mientras que la abstención se mantuvo cerca de 50%, lo cual se corresponde con la experiencia universal en este tipo de elecciones.Una lectura política de los co micios ofrece un dato importante en el sentido de que si bien persiste la polarización, esta tiende a disminuir abriendo paso a una corriente despolarizadora. La estrategia de la oposición de convertir la consulta en una suerte de referéndum o plebiscito, que apostaba por vincular las votaciones con los controvertidos números del 14 de abril en la elección presidencial, no cristalizó en las urnas.Se trató de un planteamiento que, además de subestimar las características propias de la escogencia municipal, sirvió para blindar el universo chavista ante el temor a una derrota sumamente costosa.Suponer que una victoria opo sitora el pasado domingo podía significar el punto de inflexión para propuestas como la convocatoria a una constituyente o a mecanismos que implicaran un cambio de gobierno, resultó un clásico acto de voluntarismo.Ocurrió todo lo contrario: con las cifras...

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