Se acabó el cemento

Aun cuando recuperara la salud, el presidente Chávez tendría muy mermada su capacidad para continuar al frente del proceso político bolivariano. Siendo así, se acabaría el cemento que ha pegado la coalición de fuerzas políticas que ha liderado por tres lustros y una de las resultantes de este entuerto podría ser una suerte de big bang cósmico del chavismo. Esta es una de las incógnitas más oscuras y la que más preocupación produce a los venezolanos sensatos de la compleja ecuación planteada con la ausencia y eventual desaparición de Hugo Chávez. La coalición chavista es una rara avis de la política conti nental. Una alianza que junta visiones políticas que van de la extrema derecha a la extrema izquierda; donde cohabitan desde curas católicos hasta pranes, y en la que militan vastos sectores populares, gente decente que aspira a vivir mejor, y avispados mercachifles oportunistas que definitivamente ahora viven mejor que nunca. Ideológicamente nunca fue muy consistente Chávez arrancó con aquello del huma nismo, pasó por la Tercera Vía de Tony Blair y, a confesados golpes de inspiración nocturna, ha parido esto que llaman el socialismo del siglo XXI, cuyo texto guía solo él conoce. A nivel del imaginario popular chavista, este socialismo consiste en una laxitud selectiva de las formalidades cívicas y legales de la convivencia y la fácil obtención, de manera más o menos sistemática, de dádivas que van desde electrodomésticos hasta carros chinos. Si eso es el socialismo del siglo XXI, por qué no abrazarlo, pensaría el más lerdo. En otro plano, en el ideológi co-político y la estructuración del poder, las cosas son incluso un poco más complejas. Allí el chavismo está conformado básicamente de dos grupos: civiles de izquierda y militares, que en América Latina nunca han sido de izquierda o de derecha sino simplemente militares. La izquierda del chavismo es una izquierda muy peculiar. En principio, no sólo es una izquierda derrotada por las fuerzas democráticas durante la guerra de los años sesenta, sino que además fue derrotada y eso fue más frustrante dentro de la propia izquierda por concepciones más progresistas y modernas que se derivaron de la Primavera de Praga. Más que cualquier otra cosa, los izquierdistas chavistas son unos parias del Muro de Berlín que, cuando llegó el comandante, se aferraron a él como el náufrago al trozo de madera. Son en esencia ortodoxos más cerca de...

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