El acaparamiento

Quien visita un abasto, mercal o supermercado puede observar cómo cuando llegan productos que no se conseguían o que se presume que pronto van a escasear, los parroquianos se abalanzan sobre ellos y compran todo lo que pueden, en cantidades que exceden sus necesidades inmediatas. A esto lo llama la prensa "compras nerviosas". Se trata casi siempre de alimentos y otros bienes de primera necesidad que forman parte de la canasta básica. Ante la experiencia de no conseguir lo que se necesita para alimentar a la familia o por evitarse el peregrinar por diferentes establecimientos en su búsqueda, los compradores prefieren acumular en sus despensas lo indispensable para no encontrarlas vacías al preparar la cena o darle de comer a sus bebés. Tales compras nerviosas agotan rápidamente las mercancías y dejan vacíos los estantes. El Gobierno considera que la causa es el acaparamiento, y lo atribuyen a productores, distribuidores y comerciantes inescrupulosos que quieren lucrar con las necesidades populares o tumbar al Gobierno. Por ello se dirigen a las grandes plantas productoras acompañados de la Guardia Nacional y profieren o ejecutan todo tipo de amenazas. Pero no logran disminuir el problema. La escasez sigue o aumenta y en su perplejidad intentan descubrir nuevos culpables, entre los que destacan los buhoneros y los contrabandistas de extracción. No reparan en que gran parte del acaparamiento se trata de un "acaparamiento popular". El ama de casa no quiere quedarse sin los alimentos o los pañales y recurre a la medida defensiva de asegurarse su...

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