Acto de fe

Estamos mal y vamos de peor en peor. Es inmenso el número de ciudadanos que ven las cosas de esta manera. El optimismo ha desaparecido incluso entre quienes hasta ahora han sido fervientes creyentes de lo que otrora llamaban el proceso. Somos presa del pesimismo.Las manifestaciones de ese pesimismo se expresan con dos frases por demás elocuentes: Me voy de aquí, todo el mundo está resignado. La primera afirmación se refiere a un hecho directamente constatable: todos los días nos enteramos de alguien que decidió marcharse del país. La segunda no es más que una percepción, posiblemente con mucho de proyección, que expresa pesimismo al mismo tiempo que lo refuerza.El pesimismo es la cara más visible, prácticamente tangible, de la desesperanza. En Venezuela la desesperanza y su rostro, el pesimismo, no son meros caprichos de los ciudadanos, tienen base en una cotidianidad cada vez más cruel, indigna y peligrosa en la cual, por decir lo menos, el salario se desvaloriza día tras día, y, por decir lo más, también día tras día aumenta la probabilidad de morir asesinado; constatando el hecho de que entre la gente de menos recursos ambas cosas son peores.Tanto el pesimismo como la desesperanza constituyen un formidable obstáculo para la construcción de un país mejor.Ni quienes detentan el poder ni quienes aspiran a desplazarlos podrán hacer nada mientras seamos prisioneros de esos dos poderosos factores. No hay du da de que el régimen en el poder es el responsable fundamental de la aniquilación del futuro de los venezolanos, pero esperar que rectifique sería una manifestación de disociación con la realidad. No tiene sentido abundar sobre este asunto. En un país democrático, cuando un gobierno lo ha hecho mal, lo usual es que el cambio de gobierno se convierta en fuente de esperanza, y la oposición, en quienes la encarnan con sus propuestas. Para eso es funda mental que quienes desde la oposición predican optimismo y esperanza tengan un mensaje que llegue a los ciudadanos, para lo cual es imprescindible que sean creíbles. La credibilidad es lo que puede...

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