Adiós al año de las despedidas

C ésar Augusto Pérez recibirá el año 2015 desde Estados Unidos frente a la computado ra con Skype abierto y ligando que la conexión a Internet no le haga una mala jugada. Al comerse las uvas, en el último minuto antes del cañonazo, ya sabe qué pedirá: Deseo aniquilar el tema político; deseo que nuestra economía empiece a mejorar; deseo mucha felicidad, fuerza y voluntad para todos aquellos que no son tan cobardes como yo y siguen luchando por un país mejor.Este año, el piso de colores de Cruz Diez de Maiquetía se replicó en cientos de recuerdos de despedidas. Según un estudio del sociólogo Tomás Páez, investigador de la Universidad Central de Venezuela, 1,7 millones de personas han emigrado del país 6% de los 29 millones de habitantes de Venezuela, de los cuales 88% se marcharon desde 1999 hasta la fecha.Hace tres meses Pérez, de 27 años de edad e ingeniero en Sistemas, protagonizó una de las escenas que se han hecho comunes en Maiquetía: abrazos, lágrimas, con dos maletas en la mano. Ahí logró meter todo lo que le hacía falta para irse, pero no entraron sus familiares. Todos los despidieron en el aeropuerto: padre, madre, hermanos y amigos. En la cola de inmigración se encontró a un amigo del colegio que tenía años que no veía y también emigraba. En el reencuentro tomaron un sorbo de una botella de ron que uno llevaba para agarrar ánimos al subirse al avión. Ese no fue un viaje, fue un despecho, una despedida.Pérez y su amigo son parte de la estadística de venezolanos viviendo en ese país, que ya suman más de 259.000. Extraño principalmente a mi familia y a mis amigos; mi trabajo, la comida, mi gente venezolana, dice desde Richmond.David Javier Rodríguez tam bién cumplió el rito de despedirse en Maiquetía en octubre.Decidió irse a Canadá por segunda vez. Se había ido hace 15 años, vivió con su padre que emigró 24 años antes y obtuvo la ciudadanía. Se convirtió en uno de los 18.165 venezolanos que reside en Canadá. Volvió a Venezuela para compensar un temor con el que viven muchos emigrados: murió su abuelo y no pudo llegar a los funerales, por lo que tomó la decisión de volver durante cinco años has ta que la inflación lo expulsó.En Venezuela no se podía sostener económicamente y en Canadá, con su ciudadanía ya tiene un empleo con el que se mantiene a través de un programa gubernamental.No sé si las comunicaciones me permitirán hablar con mi familia, pero pediré volver a verlos en Venezuela y que todo mejore allá. Es difícil ver las...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR