Agendas secretas y entregas vergonzosas

En las redes sociales se entablan luchas, combates, batallas y guerras de todo tipo, con odios, imprecaciones, insultos y mancillamientos de variados tenores. Cada quien, seguro y bien apertrechado en su atalaya, lanza torpedos, cañonazos, bombas de tiempo, cargas de profundidad y hasta globitos de ensayo para volver polvo cósmico cibernético a quien lo contradiga, piense distinto o simplemente tenga mejor ortografía.Voy a evitar usar la palabra crispación, un singular estado de ánimo derivado de la situación país, pero sí quiero referirme a los mariscales de campo que han surgido en la convulsión de los teclados y en los cierres de calle. No son pocos los enfermos, los médicos, los bomberos y trabajadores de la prensa que se han visto impedidos de cumplir sus obligaciones porque en la esquina más pacífica y vulnerable, a tiro de perdigón de las fuerzas represivas, manda un Pedro el Grande que vocea habiendo estado horas bajo el chubasco que se ha ganado el derecho de decidir quién puede pasar por esos sus predios. Bluf. La advertencia la suelen acompañar con palabrotas, insultos y blasfemias. Son pichones de comandantes eternos, los otros herederos.En el ciberespacio no es muy distinto. Aunque la opción de bloquear es mutua, se corre el riesgo del periodismo a la carta, que quien lee solo las cosas que le agradan se pierde de no enterarse de lo más importante y trascendental. Nos pasa a todos, pero...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR