De Alicia a Cilia hay un abismo

Venezuela es el territorio de los imposibles, en nuestra amada tierra ocu rre lo que ni las más afiebradas imaginaciones pueden concebir. Ha habido quienes han dicho que este bien podría haber sido el país de las maravillas concebido por el matemático y escritor británico Charles Lutwidge Do dgson, mejor conocido como Lewis Carroll, para que Alicia, el Gato de Cheshire, El Sombrerero, la Reina de Corazones, el Conejo Blanco, El Relojero, La Oruga, el hongo, y todos los demás, se dedicaran a delirar y a hacernos delirar a todos los que hemos tenido el gozo de sumergirnos en sus páginas.Pero... como siempre, y bien lo dice el refrán, no todo lo que brilla es oro, ni lo que creemos es parte de la realidad.Lo cierto es que las fantasías van haciéndonos a cada cual esclavos de sus propios espejismos, para bien o para mal; lamentablemente en muchos casos para mal. Fiel expresión de ello es ese anatema devenido en enema perpetuo denominado por moros, judíos, luteranos, mormones y cristianos chavismo.En esta congoja social que pretendió ser una historia rosa, en vez de una ninfa llamada Alicia que juega y divaga sin temor a su intrépida pureza, tenemos una corte de arpías encabezada por Cilia, Varela y Delcy Eloína que se ocupan sistemáticamente de recordarnos el infierno que han construido a imagen y semejanza de sus estaturas morales. Tampoco falta la tropa de sicofantes que otrora encabezara Chávez, ahora...

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