Alirio Palacios mostrará las obras que integraron su primera individual

Alirio Palacios aún conserva la maleta marrón con la que viajó a China por primera vez en 1961. Está gastada. El tiempo ha hecho mella en ella. Sin embargo, los papeles que contiene están intactos. Se los trajo al país en 1966, cuando finalizó el periplo de cinco años durante el cual estudió grabado, sembró arroz, se familiarizó con la llamada Revolución Cultural de Mao Tse-tung y cambió su filosofía de vida. Me tocó vivir comunismo del bueno, bromea mientras comparte un guayoyo con los visitantes que recibe en su taller, que está ubicado en Carrizal, estado Miranda.A los 75 años de edad, el ar tista aún mantiene la maleta al alcance de la mano, pues ésta simboliza un período determinante tanto en su obra como en su vida.Es por ello que el hallazgo de una serie de grabados y dibujos que creó en esa época, y que había dado por perdidos, le ha resultado tan satisfactorio. Se trata de un conjunto de piezas de sus años de estudiante. Las vio por última vez en 1964, cuando las expuso en el hotel Hilton de Hong Kong, en la que fue la primera individual de su vida, organizada por la Asociación de Artistas de Pekín. Allí se extraviaron, en el proceso de inestabilidad política que se vivía entonces.Las gráficas y bocetos volvieron a sus manos recientemente. Han transcurrido casi 50 años y están intactas, dice. Crear una obra que trascienda épocas siempre fue una de sus principales preocupaciones.A diferencia de Armando Reverón, que pintó sobre todo tipo de superficies, hasta coletos, yo nunca usé Da la impresión de que siempre he creado caballos, pero comencé a interesarme por ellos después de los años sesenta, cuando me dediqué a estudiar los que pertenecieron a la dinastía Tang ALIRIO PALACIOS ARTISTA PLÁSTICO materiales malos. Ahora su obra se está perdiendo, se la come el tiempo, indica mientras muestra una de las obras de este conjunto que serán expuestas a partir de mañana en la exhibición La huella de Pekín.Palacios cuenta que las piezas llegaron a sus manos por casualidad. Me las trajo el galerista Nicola Bianchi, que está organizando la exposición. Son obras que no estaban hechas para ser vendidas. Eran muy mías. Las hice pensando en mis estudios, en mis profesores, señala.Entre los trabajos destacan varias xilografías en papel y madera. Todos tienen una estética oriental lograda a través del uso limitado del color, un efecto que se repite en bocetos elaborados con pigmentos chinos. Lo bueno que tienen estas obras es la técnica, ese tipo de...

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