Guerra de almohadas transformó a El Silencio en un campo de juego

Elizeti Gouveia sonríe con su almohada en la mano. Es su estreno en una actividad lúdica que, además de ser en plena plaza O’Leary, se desarrollará entre extraños. Su cuñada, Lisbeth de Ontiveros, la acompaña animada. Ha participado antes y decidió traer a Gouveia junto con sus hijos.La familia espera que el al boroto comience. A las 3:40 pm los asistentes desenfundan sus armas. Almohadas grandes y pequeñas, con fundas coloridas o simples, se baten al viento y van a dar a la cabeza del otro. De alguien que se convierte en cómplice de un juego que convierte a los adultos en niños y los pone a la par.Comenzó la contienda.El round se debate entre ami gos y desconocidos. Muchos pierden la pena y se llenan de euforia, corren y alcanzan con sus almohadas al que se atraviese. Pero las reglas del juego son claras: se debe jugar sólo entre quienes formen parte de la actividad y con respeto.Andrea Solórzano toma aire en el primer descanso. Es la segunda vez que vengo. El año pasado lo hicieron en Plaza Caracas y fui. Debería hacerse al menos dos veces al año. Es el mejor desestresante del mundo, dice la joven educadora.Luego del receso todos vuel ven a la marcha. José Orozco, promotor del colectivo Ser...

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