Ambiente envenenado

La reunión del Partido Socialista Unido de Venezuela celebrada en el Parque Central la tarde del 24 de abril en un lugar oficial, como el Parque Central, pero privatizado por el PSUV, contribuyó a envenenar el ambiente ya cargado que los venezolanos venimos padeciendo. No hubo ni siquiera las discretas consideraciones con el propio Presidente de la República y jefe del PSUV. Un partido de Gobierno tiene responsabilidades que trascienden lo propio porque, al fin y al cabo, Gobierno y partido tienen contraídos compromisos con la sociedad, y por consiguiente deben velar por su bienestar, estabilidad y seguridad. Procurar que la colectividad disfrute de los derechos que la Constitución le consagra. No puede el partido convertir al Gobierno y a la administración pública en un campo de ensayo, ni menos contribuir a la angustia que se ha apoderado de los venezolanos. Los discursos que se oyeron en la asamblea del PSUV este martes tradujeron un espíritu de desconcierto y de inseguridad ante los desafíos que se le presentan, que inquieta a su vez y genera mayor zozobra. Los líderes demostraron que no pueden pensar solos, que no tienen autonomía mental, y que por consiguiente se encuentran frente a una crisis que los arroya, los desequilibra, y los condena a reaccionar de manera inadecuada y contraproducente para el mismo partido oficial. Jugar al azar como fue propuesto con la temeraria tesis de que se pueden suspender las elecciones, revela una impresionante incapacidad para el liderazgo. Si los líderes son incapaces para comprender las dimensiones de la crisis, enfrentarla con buen juicio, interpretando...

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