AMLO y Trump

En la campaña electoral de Estados Unidos han abundado, más que en otros años, los reclamos de unos candidatos a otros por el comportamiento de sus seguidores. Los adversarios de Donald Trump denuncian con toda razón los gestos, las palabras y los excesos hasta físicos de personeros de su campaña; los partidarios de Clinton, e incluso la propia Hillary, vituperan contra las mentiras de Bernie Sanders, y los simpatizantes de este último, más jóvenes y radicales que otros, interpelan a Clinton con frecuencia, reprochándole desde sus fuentes de financiamiento hasta las aventuras de su marido.La mayoría de los reclamos se refieren, lógicamente, tratándose de plena campaña, a lo que sucede en los medios y en los mítines, y no tanto en las redes sociales. La discusión se ha abierto sobre la responsabilidad de los candidatos ante los abusos, los insultos, los epítetos e incluso los actos físicos de sus adeptos. Se tiende a responsabilizar, por ejemplo, al discurso violento de Trump por las agresiones violentas de sus seguidores. Con algo de razón.En México, sin embargo, el te ma es más complicado, ya que no nos encontramos todavía explícitamente en período electoral salvo para los leguleyos del INE y de la comentocracia y, por tanto, los excesos no se producen en esos ámbitos. Se dan en las redes sociales. Quizás todos los candidatos incurren en dichos excesos, pero unos más que otros. Tal vez porque llevan más tiempo como candidatos, o porque tiene más seguidores fanatizados, o porque se desentienden del asunto. Me refiero por supuesto a AMLO.No todos sus...

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