Otros Amuay

Nadie habla de desalojar inmediatamente a los que viven en las cercanías de otras refinerías, la reacción elemental frente a la tragedia de Amuay; tampoco se habla de revertir la irresponsabilidad con que se desarrollan urbanizaciones y barrios en Venezuela, incluso en zonas acomodadas del este de Caracas donde se construye en áreas inesta bles o peligrosas y donde las lluvias no derrumban ranchos sino residencias costosas. Como para dar un mal ejem plo, las empresas estatales no cumplen las normas legales de seguridad laboral. En las plantas de aluminio los obreros no están protegidos de las enfermedades laborales, como lo han denunciado los dirigentes sindicales. Los artículos de la Lopcymat los aplican meticulosamente a la empresa privada, en cambio se olvidan en el caso de las empresas estatizadas. Permitir que se viva al lado de una fábrica de municiones, Cavim, provocó una tragedia; alentar las invasiones en terrenos inestables desde hace 13 años causa la multiplicación de refugiados, hoy las lluvias provocan más tragedias en Venezuela que nunca. Siembran ranchos a lo loco, cosechan damnificados. El Gobierno maneja con ha bilidad los desastres naturales. En Amuay Chávez hace el papel que tanto ha estudiado de generoso benefactor: abraza a los familiares de las víctimas, regala viviendas, pero no tomará decisiones que en un futuro impidan repetir la tragedia, dejará que sigan viviendo en la zona peligrosa junto a algunas refinerías. Habrá otros Amuay. Si Amuay hubiera sido una empresa privada los gerentes estarían presos, acusados de homicidio culposo, porque la Lopcymat le otorga un gran margen de discrecionalidad al funcionario público. ¿Comenzaremos a olvidar la próxima semana los muertos en...

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