Animales nocturnos muestra el camino lúgubre a la venganza

La imagen de una carretera oscura espeluzna, más aún si está en medio del desierto. En ese lugar, un hombre conduce un carro. Viaja con su familia, que ya da muestras del hastío que provocan las largas distancias. Hay cansancio, sueño y malhumor. De repente, otro carro empieza a acosarlos, a embestirlos, a retarlos. Tres maleantes son los causantes de lo que se cree acabará en una desgracia.Todos ellos son personajes de la novela que lee Susan Morrow Amy Adams en Animales noc turnos, la segunda película de Tom Ford, quien además escribió el guion basado en el libro Tony y Susan de Austin Wright, editado en castellano con el nombre de Tres noches. Pero el contenido de esas pá ginas no le resulta a la mujer del todo ajeno, hay un paralelismo, una metáfora del pasado.El texto se lo envió su ex esposo, Edward Sheffield Jake Gyllenhaal, un escritor que busca reconocimiento a pesar de la poca confianza que depositan en él.La vida de Susan es triste, soli taria y asfixiante. Las emociones vuelven a ella con cada página, como si su corazón resucitara de esa impavidez en la que se haya sumida su existencia, plana y tétrica como la carretera que recorren los personajes de la obra.Pero no es alegría lo que siente, sino angustia, desespero, terror.Los dos hombres que repentinamente amenazan a los viajeros le hacen guiños. Su conciencia reconoce entonces el mensaje entrelíneas en un contexto perturbador.Hace dos décadas se divorció de Edward. Ella dejó a un lado sus aspiraciones de crear para convertirse en una exitosa empresaria dentro del mercado del arte...

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