Anna Vaccarella: Las cicatrices me recuerdan lo duro de la batalla

No puedo dar besitos, dice y se escuda tras sus manos. A pesar de la advertencia, igual se le abalanzan encima. Quienes ven a Anna Vaccarella de regreso a las instalaciones de Unión Radio no pueden contener su emoción y necesitan abrazarla.Pero en esa manifestación de amor puede haber un virus.Por eso no debe permitirla. Su sistema inmunológico se reseteó. Es una niña de nuevo. Necesita las vacunas de la hepatitis, viruela, sarampión y una extra para la pena que le causa tener que decirle a la gente que no puede, por los momentos, darle cariño con el tacto.Luego de haber superado el trasplante de médula al que se sometió recientemente para combatir el linfoma no Hodgkin que le diagnosticaron en 2015, la locutora debe evitar las multitudes. No puedo ir a iglesias ni a supermercados.El micrófono es su viaduc to para seguir en contacto con las millones de personas que la escuchan en su programa En sintonía , que se transmite por Unión Radio 90.3 FM.El regreso es poco a poco, pues solo asistirá tres días a la semana. No lo decidí yo.En esta etapa de mi vida soy muy poco autónoma. Los doctores consideraron que en julio ya estaría con suficientes fuerzas para reincorporarme y ha sido así.Alonso Moleiro, su compa ñero de cabina, no pudo estar ese día. Comparte la intimidad de ese espacio con el operador de audio, su cómplice. Vaccarella tose cada tanto, pero el público no se entera porque el técnico tiene sus trucos.--¿Qué Anna se fue de la cabina de radio en 2015 y cuál regresa en 2016? --Se fue una Anna sacu dida por la adversidad, pero llena de una gran determinación y fuerza para luchar por su vida, dispuesta a someterse a cualquier tratamiento para recuperar su salud; una madre que sufrió al máximo la separación de sus pequeñas hijas, una mujer que aprendió a bailar al ritmo que la vida decidió imponerle y que fue capaz de ver colores en medio de la oscuridad. Regresa otra Anna. Una renacida que intenta dejar atrás la pesadilla vivida. Que aún siente lo que los médicos llaman estrés postraumático. Una Anna a quien las cicatrices en su cuerpo le recuerdan lo duro de la batalla. Que agradece cada minuto de su vida. Y que siente que aún necesita más tiempo para salir del hombrillo.La enfermedad no pudo con su coquetería. No me vayas a sacar las fotos con estos len tes, le indica al fotógrafo. Saca su base para la cara y se da unos toquecitos. La sonrisa es el mejor accesorio que lleva puesto.--Una vez que re cibió el diagnóstico y estuvo fuera...

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