El año de Karl Marx

El año que apenas se inicia presenta considerables expectativas, especialmente para una sociedad que, humillada hasta la saciedad y envilecida hasta el más cruel de los sometimientos, anhela, cada vez con más énfasis, poder superar la mayor de las crisis orgánicas de su historia, a la que fue inefablemente conducida por parte de un régimen que, en nombre del socialismo del siglo XXI, hizo de la ideología marxista más o menos encubierta tras las pomposas fachadas de bolivarianismo, patriotismo, humanismo, entre otras, premeditadamente elegidas a conveniencia una de sus más visibles banderas ideológicas. La apariencia decía Marx, citando a Spinoza esconde la esencia. Y, por lo general, se puede llegar a definir la ideología precisamente de ese modo: como aquella representación o figura de la experiencia de la conciencia aquella imaginatio que oculta, que vela, que encubre e impide captar en su verdad, la naturaleza la sustancia de lo que es efectivamente real.Provengan de donde provengan, las pre-su-posiciones, los pre-juicios, las percepciones de oídas o por mera experiencia, son los sostenes que contribuyen a fijar es decir, a crear ficciones las imágenes que terminan haciendo pasar lo cierto certum por verdadero verum.Después de la muerte de Marx, ocurrida en 1883, el marxismo se fue progresivamente, y cada vez más, sobresaturando de apariencias, de fijaciones dogmáticas, de resabios empíricos y, sobre todo, de formulaciones doctrinarias gratas a los colectores de osamentas y disecadores de oficio. Fórmulas que, por sí mismas, no solo terminarían distorsionando su filosofía, sino adulterándola, hasta convertirla en una sarta de peligrosas certezas Lenin, por ejemplo, llegó a afirmar que el marxismo es una ciencia exacta, y por eso mismo irrefutable; recetas que, puestas a la disposición de ambiciosos y patéticos autócratas carismáticos, harían de un pensamiento caracterizado por la agudeza crítica y la profundidad conceptual una de las más grotescas y abominables justificaciones del totalitarismo, los controles y las regulaciones, la pobreza, la co rrupción, la ignorancia, la desigualdad, el terror, la sumisión y la infelicidad como modo superior de una existencia que niega de plano la vida, en nombre de una supuesta dialéctica materialista y de un comunismo científico de los cuales Marx jamás hizo mención, si por dialéctica materialista se entiende el bodrio engelsiano de las leyes de la dialéctica o si por comunismo científico se llegase...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR