El antiintelectualismo es una de las taras de la vida política

Mira, ñángara, ¿te acuerdas cuando nos criticabas?, comenta que le dijeron recién dos escritores, otrora compañeros suyos de la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela. Por eso estoy metida en política, porque estoy pagando mi maldad de ayer, así como la canción... Estoy viendo el cumplimiento de la fantasía que, como la imaginación no perdona, es esta pesadilla que estamos viviendo del Estado metido hasta en la sopa, confiesa la ensayista y narradora Gisela Kozak Rovero. Este superestado chavista no es una democracia radical. Es una estadocracia monstruosa que llena todos los resquicios de la vida social, que asfixia a la ciudadanía. Es la prolongación del pasado. Mientras no haya un cambio que responsabilice a los ciudadanos en términos solidarios, de economía social de mercado, de que el Estado cumpla sus funciones en salud, educación, seguridad y gestión cultural, Venezuela seguirá repitiéndose y oyendo a estos donjuanes de arepera que le han calentado la oreja, uno de los cuales se ha convertido en el líder más superpoderoso de la historia venezolana. Así como admite que Luis Britto García fue su héroe juvenil y que en la década de los ochenta se acercó al marxismo leninismo en una suerte de anacronismo comparable a bailar charlestón, no puede olvidar que en 1987 fue publicada La perestroika, de Mijaíl Gorbachov. Mucha gente del oficialismo no lo quiere recordar. Allí se leía que lo que había dicho el imperialismo sobre la Unión Soviética era verdad: los gulags, la quiebra económica, la esclavitud política de la población, la falta de tolerancia, la decadencia científica y tecnológica. Este gobierno en su gestión de Estado, en las políticas culturales, educativas y comunicacionales, rescata rasgos de esa política fracasada del siglo XX, la diferencia es que la sociedad venezolana no se va a calar esa. Sin ambages, Kozak Rove ro afirma: La intelectualidad tiene que revisar su historia y su vinculación con el autoritarismo y cómo ha formado a generaciones de venezolanos que ven las salidas autoritarias o de facto y el espíritu jacobino como una alternativa en lugar de la construcción democrática. Si la educación no es eficaz, las alternativas antidemocráticas proliferarán más fácilmente. Y va más allá: El antiintelectualismo es una de las taras de la vida política venezolana, la idea de que el pensamiento y la cultura, son amenazantes. --¿Ese antiintelectualismo es fomentado? --Absolutamente, porque a los políticos les...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR