Antonio Moya se reinventa a sí mismo en la densidad de las Pinturas negras

Una película en manos de un artista, no de un director de cine. Así define Antonio Moya la exposición Imborrable. Los cuatro bloques de imágenes en movimiento no sólo ofrecen una mirada actual y muy personal de las Pinturas negras del español Francisco de Goya y Lucientes, sino que también están proyectados sobre cámaras Âcon sus trípodes que el creador trazó sobre las paredes de la Galería de Arte Nacional. Su proceso creativo tiene como génesis el dibujo, pero en sus conversaciones Moya Âvinculado con El Techo de la Ballena habla de guión, de argumento, de foco y, sobre todo, de luz. Elegí el sitio más oscuro posible del museo. Goya es un artista que me ha interesado desde mis inicios en la Escuela de San Fernando, por los problemas que trabajó, los grandes dramas humanos que retrató. El artista nacido en España explica que la serie Pinturas negras le atrae porque refle ja la soledad de Goya después de salir de palacio fue el pintor de la corte española desde el reinado de Carlos III hasta el de Fernando VII, así como las dificultades de supervivencia económica y espiritual que sufrió. Quería, desde una óptica posmoderna, hacer que las expresiones del romanticismo de hace dos siglos pudieran tener una respuesta en el aquelarre comunicacional que vivimos. El resultado es una produc ción incesante de imágenes que se agitan y se desvanecen, como obsesiones que aparecen y desaparecen en la mente del espectador. Moya trabajó en gran formato, de pared a pared, superponiendo rostros, escenas y palabras a través de un proyector, con la intención de contar una historia. En la muestra, el arte elabo rado con medios cotidianos como la tiza, las linternas y la...

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