Aplausos y sonrisas

Los estudiantes aplaudían y los protagonistas sonreían y se saludaban cordialmente. Así comenzó el debate que, sin confrontación real de posiciones, no fue de ningún modo un debate. Nada que ver con enfrentamientos feroces, como el de John F. Kennedy y Richard Nixon en 1960. Ni siquiera como el de Jaime Lusinchi y Rafael Caldera en 1983. El carácter unitario de la futura candidatura presidencial de la oposición obligaba a que este encuentro no fuera un debate entre adversarios, sino un foro de aliados, en el que cada uno pudiera expresarse tranquilamente. Y así fue. Preguntas específicas sobre las acciones que emprenderían los candidatos para resolver los problemas de seguridad, empleo y educación. Respuestas idénticas en un minuto exacto de tiempo, contaminadas por el virus de los lugares comunes y la retórica habitual de los discursos electorales, como si la palabra bastara para convertir a los sueños más espectaculares en magníficas realidades. Promesas, compromisos, algunos de ellos sagrados, dignificación, buenos empleos, educación de calidad. Promesas que se repiten incesantemente y que todos hemos escuchado en otras campañas electorales. Una diferencia sí se puso en evidencia anoche. De un lado, Henrique Capriles, Pablo Pérez...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR