Apolo y Venus

Desde los remotos tiempos de la Grecia clásica el cuerpo humano fue objeto de exaltación, inspiración artística, idealización de un canon de belleza y objeto erótico que incluía lo femenino y masculino y que atravesó siglos y culturas inventando términos que aludían a deidades greco-romanas como Apolo y Venus, representantes de la atracción sexual mientras que un regordete Cupido con arco y flecha asumía la corporización del amor, el romance y, a veces, el matrimonio, institución no siempre necesaria en tiempos paganos e imprescindible en épocas judeo-cristianas.Pero con el correr del tiempo y la historia al introducir el concepto de pecado original, motivo de expulsión del paraíso de nuestros padres bíblicos Adán y Eva, la desnudez dejó su inocencia y se transformó en la incitación a la lujuria; la costilla del hombre, como se denominó a la mujer era más culpable que el macho tentado por la repugnante serpiente que comía la manzana. A partir de ese concepto simbólico, el cuerpo desnudo o semidesnudo comenzó a ser censurado no obstante lo cual los grandes maestros de la pintura y la escultura...

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