Apple, un titán con pies de barro

La emoción generada por la entusiasta acogida de los mer cados a la nueva tableta de Apple está tapando un fenómeno deplorable que toca de cerca a la empresa. Steve Jobs habría estado henchido de orgullo al percibir el éxito mundial del nuevo equipo, pero dentro del rigor que lo caracterizaba, de seguras el destacado hombre de negocios deploraría la nefasta imagen que el titán de la tecnología se está fraguando, por el comportamiento laboral de algunos de sus proveedores, que son fabricantes en suelo chino de productos, piezas y partes para Apple. Un reciente artículo de El País de España de cuenta del hecho de que las fábricas chinas suplidoras de Apple imponen a sus trabajadores condiciones cercanas a la esclavitud. Aunque ello no es un fenómeno atribuible sólo a las plantas que manufacturan equipos digitales, esta no resulta ser una práctica plausible por parte de una de las firmas más poderosas y prósperas del planeta, la consentida de los consumidores jóvenes por su indiscutible capacidad innovadora, pero que ha sustentado su exitoso crecimiento en la fabricación a bajo costo de productos de consumo masivo. La explotación inhumana de los trabajadores para bene ficio de los accionistas no es algo que puede instrumentarse con facilidad en suelo americano, de donde parten los capitales y el financiamiento que han hecho posible el fenomenal desempeño de esta empresa. En dos palabras: resultaría imposible, sin exponerse a severísimas sanciones, que una empresa que se rija por la legislación de un país serio pueda saltarse a la torera las disposiciones que protegen a los trabajadores de los desmanes del capital. Por ello, valerse...

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