La arcilla azul, esa polémica novedad

El abierto Mutua Madrid es un torneo que se ha caracterizado por romper con algunos parámetros, por arriesgar. Hace unos años incorporó a modelos en la función de recogepelotas, un detalle que le hizo ganar notoriedad y no gustó a algunos colectivos feministas. En 2009 mudó su sede a la Caja Mágica, un moderno complejo ubicado al sur de la capital española destinado casi en exclu sividad para albergar el evento. A la luz de estos días el costoso espacio desafía la austeridad que vive España. En esta décima edición la no vedad está en la arcilla. Azul, muy azul, muy distinta al tradicional tono ladrillo. Los organizadores defienden su decisión, avalada por la ATP y la WTA. Dicen que el extraordinario contraste de la pelota amarilla con la superficie facilita que los espectadores, tanto en la grada como al otro lado del televisor, puedan seguir con mayor facilidad la trayectoria de la bola. Pero esta particularidad ha tenido a los tenistas del circuito como sus principales detractores. El problema de fondo, dicen algunos como Roger Federer, está en que se siente un poco diferente a la arcilla ordinaria. Nikolay Davydenko, por su parte, ha hecho referencia al estado de las canchas alternas. Algunos jugadores dicen que están mal por el rebote y por eso juegas un tenis diferente. Eso es un problema. La número uno del mundo, la bielorrusa Victoria Azarenka, después de vencer en primera ronda a Svetlana Kuznetsova 7-6 y 6-4 también dio su veredicto: Es resbaladiza, eso es seguro. El rebote es distinto, la visibilidad cambia totalmente. Es completamente distinta. A pesar de la rivalidad que trasciende a lo deportivo entre Azarenka y...

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