El año del arcoíris

El arcoíris fue el símbolo de campaña de quienes se opusieron a que en 1988 el dictador mi litar chileno continuara en la Presidencia de la República. De acuerdo con la Constitución elaborada por el régimen militar, ese año se debía convocar a un plebiscito para que el pueblo decidiera si el general Pinochet continuaba ocho años más en el poder o se llamaba a unas elecciones. Las respuestas eran Sí, por la continuidad y No a favor de la apertura democrática. Los partidarios del No, que abarcaban las fuerzas más disímiles, se unieron para intentar terminar con el régimen de fuerza y utilizaron los pocos espacios que se les otorgaron para hacer valer su posición. El arcoíris resaltaba que eran muchos los colores de quienes se habían unido, pero que tenían una sola identidad, sin perder su individualidad. La campaña fue, además, alegre. Se enfocaba en el futuro y en la necesidad de recuperar el optimismo después de quince años de tiranía y arbitrariedad. Contradiciendo las expectativas, en lugar de intentar profundizar la polarización y el odio que dividía al país; de recordar los miles de asesinatos y las torturas de un gobierno que ha sido uno de los más crueles de América Latina, tenía un carácter risueño que abría nuevas perspectivas y la hacía atractiva a quienes temían que se reanudaran las controversias hostiles del pasado. La oposición ganó en el ple biscito y abrió las puertas para el triunfo de su candidato en las elecciones que siguieron y para que por veinte años gobernara la coalición de los partidos democráticos, llamada Concertación, y para que Chile tuviera sus años de prosperidad y crecimiento más importantes desde la década de los años cuarenta del siglo pasado. Hoy es un ejemplo para todo el continente, después de haber sufrido las mayores calamidades que cabe imaginar. Antonio Skármeta ha escrito una hermosa y excelente novela sobre la corta campaña que culminó en el triunfo del No. Se titula Los días del arcoíris y la leí en los días navideños. Se refiere a la audacia que significó la apuesta por el triunfo de la democracia en un ambiente dominado por el rencor y la represión. Y a cómo al dictador todopoderoso, que controlaba las Fuerzas Armadas y todos los poderes públicos sin su aprobación no se mueve la hoja de un árbol en Chile, llegó a decir no le quedó más remedio que...

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