Argelia resplandece en el Magreb

Argelia es un país joven si se toma en cuenta que cumplió 50 años de su inde pendencia en 2012 y que durante 5 décadas no han sido pocos los problemas que ha afrontado: guerra civil y ataques de grupos terroristas, situaciones que alejaron a los viajeros e ilustres artistas y estrellas de esta antigua colonia francesa.El escritor Albert Camus se crió en este país y situó en Orán el desarrollo de su novela La Peste, Antoine de SaintExupery autor de El Princi pito también vivió algunas temporadas en las ciudades argelinas y en el Museo de Bellas Artes de Argel no faltan referencias y obras de artistas plásticos franceses.A esto se agrega que se trata de un país petrolero miembro de la OPEP por tanto los desafíos para desarrollar el turismo no son tan apremiantes como sí ocurre con sus vecinos Marruecos y Túnez, que también integran el llamado Magreb, voz árabe que significa lugar donde se pone el sol y que abarca a los países árabes ubicados más hacia el occidente.En los últimos cinco años, sin embargo, Argelia ha emprendido cambios dirigidos a mejorar la infraestructura pública y a recuperar el esplendor que tuvo su capital, conocida en francés como Alger, la blanche Argel, la blanca por el color de los edificios de la parte céntrica de la urbe y que está justamente frente al mar Mediterráneo.Su segunda ciudad, Orán, tampoco se ha quedado atrás.Ambas metrópolis se están convirtiendo en destinos preferidos de turistas franceses, españoles e italianos. Un vuelo entre Madrid y Argel u Orán apenas toma una hora y veinte minutos. A eso se agrega que existen varias compañías de ferrys que operan desde las ciudades argelinas hacia Marsella en Francia o Alicante, Almería y Barcelona en España.Tampoco faltan las peregrinaciones religiosas que vienen de Roma hacia Argel y luego por autobús se dirigen hacia el oriente del país para visitar Souk Ahras antiguamente Tagaste o Annaba antes Hipona, ciudades donde San Agustín hizo su vida pagana y religiosa. En esta última se encuentra la basílica donde se venera al santo.Del jardín a la Casbah. Argel no oculta su influencia francesa. En general, la mayoría de los citadinos hablan árabe y francés, y mantiene buena parte del legado que les dejó París, comenzando por la Basílica de Nuestra Señora de África ubicada en una montaña con la mejor vista de la capital.No faltan las panaderías con la tradicional baguette, sobre todo en la antigua Rue d’Isly, bulevar Larbi Ben M’hidi, o las crepes sucre o con nutella...

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