Armando Scannone, patrimonial

Cuando uno cree que el currículo de Armando Scannone dejará de bullir, surge de inmediato el equívoco. Cuando se dice que lo ha aportado todo a la cocina venezolana, viene un nuevo libro y la certeza de que cuece mil proyectos más. Con 90 años, nombrarlo re mite a la idea de buena mesa, tradición caraqueña, cocina posible, recetas para siempre. Nunca falta quien crea que es un seudónimo, y no el elegantísimo señor que asiste a eventos, acepta entrevistas, fue fundador y primer presidente de la Academia Venezolana de Gastronomía. Hasta hoy ha aportado a la historia y a la cultura gastronómica del país cinco imprescindibles libros. Las publicaciones de Scannone son de consulta obligada para cocineros profesionales, amas de casa, recién casados, solteros en apuros, emigrantes envalijadores de tesoros. Son obras que se manosean, se subrayan, se huelen, no se prestan, devienen utensilio indispensable. De Scannone supimos en 1982, cuando autoeditó su li bro rojo Mi Cocina a la mane ra de Caracas, que de inmediato se convirtió en un best seller con más de cien mil ejemplares vendidos. Sus 724 recetas recogen platillos emblemáticos de la cocina criolla, desde los más complejos y olvidados hasta las fórmulas de simples café, arroz blanco y plátano frito. Entre sus méritos, tras diez años de investigación, está el haber sistematizado recetas dispersas, permitiendo que cualquiera, con un poco de empeño, consiga resultados siempre exitosos, incluso de la compleja hallaca. Desde lo que Ibsen Martínez llamó un entusiasmo lindante con el fanatismo fundamentalista, Cabrujas escribió que este libro tiene, entre otras, la singular virtud de no acomodarse a ninguna biblioteca capaz de desactivarlo ni permitir su aprisionamiento por más allá de 72 horas...

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