Arriésguese con los colores brillantes

La pared lo pide a gritos, la cabeza más. La tentación está allí, a la mano, cada vez que se atraviesa en el camino la tienda de pinturas. Pero las normas dicen no. Se supone que las paredes deben ser blancas, crema o de colores claros, que los matices vivos cansan, aburren, abruman. Decidirse a aplicar colores vi vos en uno o varios muros de la casa puede ser una consideración que quite el sueño. Ese amarillo pollito con el que se cree llegará la vida a ese solitario y triste rincón amenaza con convertirse en un monstruo chillón que se comerá todo el ambiente. Calma. Dar un toque con un color vibrante a la casa puede ser la salvación. Para calmar los nervios, algunas recomendaciones nunca están de más. La mayoría de los manuales sobre cómo se supone que se debe pintar la casa los echan por tierra. Se supone que los colores demasiado alegres están destinados a los comercios, los locales de comida o las guarderías, pero si entran en la casa serán la perdición. Verde manzana, magenta, azul turquesa y amarillo limón son matices de los que cualquier persona con sentido común debería alejarse al decorar el hogar. Pero esta manera de pensar ha cambiado radicalmente. Los estilos decorativos más relajados y bohemios han abrazado los colores vivos para dar acentos particulares en ciertas zonas. Por supuesto, no se trata de pintar toda la casa con el color de la caja donde vienen las muñecas Barbie. Pero un toque de color, vivo y llamativo, puede ser la clave para resolver un ambiente. Y, las palabras mágicas en estos días...

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