Asesinatos microscópicos

En Regreso de tres mundos Fondo de Cultura Económica, 1959, Mariano Picón Salas escribe sobre lo que él llama !asesinatos microscópicos! Dice que hay un crimen contra las cosas, asesinatos microscópicos que realizan cada minuto gentes insensibles e ignaras contra los buenos dones que Dios nos dio: luz, colores, plantas, greda o tierra. Gritan sin necesidad; maltratan a los animales, adulteran la función natural de los objetos. Su vacía ansia de pompa rompe todo ritmo, claridad y sencillez. Compadezco aquellos seres que pasan por la vida, a veces ahítos de prosperidad y riqueza, pero sin afinar sus sentidos, sin aprender a ver, a oír, a palpar. Si toda ascesis como la del yoga o la del santo es dificultosa para el hombre, quizás a través de los sentimientos estéticos podamos obtener no solo el disfrute de la belleza, sino también contención y elegancia moral que haga más grata y soportable la sociedad de los hombres.Pero los hay que aniquilan la vida y van nutriendo la morgue diariamente hasta que colapsa.Ya no son microscópicos, pero tampoco requieren de lentes de aumento para establecer las dimensiones de sus estragos. Hombres y mujeres jóvenes del barrio o de la urbanización que caen asesinados por malandros o por grupos violentos, paramilitares, sostenidos por un régimen igualmente alevoso, o por los desmanes de una Guardia Nacional robocópica y adiestrada para el crimen.Y los asesinatos van adquiriendo una dimensión ate rradora y la densidad del espanto tiende a cubrir todo el espacio geográfico habitable y la desolación nos obliga a abandonar el lugar donde nacimos; lo dejamos atrás y solos o con nuestros hijos cruzamos un horizonte devastado para comenzar en otros lugares una nueva vida de incertidumbres y desvelos.Y el asesinato ya no es microscópico como aquellos que inventariaba don Mariano con su manera suya, exquisita, de escribir sino omnipresente, vestido con el sufrido traje de la diáspora, un vuelo de pájaros en desbandada, el oleaje impetuoso de un mar antes sereno y de pronto proceloso. Y la música de cuerdas y metales que brotaba de nuestra alegría de vivir fue expulsada violenta y arbitrariamente por el bronco rumor del cuartel, los cuadrados acordes de la trompeta en los desfiles militares que...

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