Así no se gobierna

Ricardo Molina es el ministro para la Vivienda y Hábitat desde el 22 de junio de 2010. Como ha ocurrido en los últimos años, en los que los ministerios se cuentan por decenas y los ministros por centenas, había pasado inadvertido para el grueso de la población venezolana. Su nombre y su cara se hicieron conocidos hace apenas unos días por causa de un infausto video que circuló en las redes sociales. El episodio, al parecer filmado por su propio departamento de prensa, es una muestra muy cruda de lo ocurrido en Venezuela en estos catorce años de una revolución que nunca fue.En lo que parece ser una re unión improvisada con empleados del ministerio, todos están de pie formando una especie de rueda, el ministro hace una intervención. Comienza refiriéndose a una trabajadora que ha escrito un tweet cuyo contenido y en eso el ministro tiene razón era incorrecto y ofensivo para la memoria y los seguidores de Hugo Chávez.Si la idea del ministro Molina era castigar a esa trabajadora, debió referirla a la dependencia de recursos humanos, para que fuese esa instancia la que definiera si su caso estaba previsto y sancionado por alguna norma jurídica laboral.Pero eso no fue lo que el mi nistro hizo y allí dejó de tener razón. Quiso más bien aprovechar la circunstancia para amenazar no ya a la trabajadora en cuestión, sino a todos los opositores del ministerio. En el video, comenzó diciendo: No vamos a permitir ese tipo de cosas, a mí me importa, y se los digo con toda claridad, me importa en absoluto lo que dice la norma laboral.Y remata con esta otra afir mación: Al personal que forma parte de nuestras instituciones, que políticamente está en la acera de enfrente, cero beligerancia, yo no acepto que aquí nadie venga a hablar mal de la revolución, que aquí nadie venga a hablar mal del comandante Chávez, no acepto militantes de partidos fascistas. Cuando el ministro dice cero beligerancia, o hablar mal, en verdad quiere decir cero disidencia la jerga militar, hay que reconocerlo, domina la escena pública. En cuanto a lo de partidos fascistas, bueno es decírselo, no hay nada más fascista que negar al prójimo el derecho de disentir.A esas destempladas afirma ciones, absolutamente fuera de lo que en una democracia constituye la legalidad, los trabajadores gente que por la pinta forman parte de la clase media profesional coreaban la clásica consigna: Así es que se gobierna. Sin quererlo vino a mi mente el grupo de ovejas de la novela La granja de los ani...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR