Ataque directo a los diarios

Si el levantamiento de avisos de los supermercados impuesto por Guillermo Moreno se mantiene en el tiempo, podría transformarse en uno de los daños más graves infringidos por el Gobierno contra la prensa no adicta desde que le declaró la guerra, tras el conflicto con el campo. Primero el poder amedrentó sólo de palabra, pero rápidamente pasó a los hechos, con herramientas económicas y judiciales. Con las primeras tuvo más éxito que con las segundas. En efecto, dispuso una distribución aviesa y arbitraria de la pauta publicitaria oficial -como confirmó el informe dado a conocer por la Auditoría General de la Nación-, que engrosó las alforjas de medios adictos y despojó a los que contaban con públicos genuinos. Así el Estado asumió sostener artificialmente la cantidad creciente de nuevos espacios oficialistas que no le sirven a la publicidad privada por carecer de una audiencia estimable. Como el Gobierno también pretendió ser resonante en los tribunales, pero hasta ahora sólo logró magros resultados, optó por los manotazos. Por esta vía llegaron, de facto, la estatización de las transmisiones de fútbol, con monopolización de la tanda publicitaria para autopromocionarse y escrachar enemigos, el intento de borrar del mapa a Fibertel y la reserva para sí del desarrollo de la TV digital terrestre. También puso una pata en la producción de contenidos nuevas...

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