Austeros y manirrotos

Se pretende convertir la austeridad en una mala palabra. Los socialistas del mundo entero demonizan y condenan el término. Lo asocian al dominio de la sociedad por los mercados, a la explotación de los ciudadanos por los bancos. Los griegos protestan con acrimonia en contra de la austeridad que pretenden imponerle sus acreedores. Economistas laureados, como Paul Krugman, señalan que la política keynesiana es lo único que repara el daño causado por la austeridad y no cesan de despotricar, cada vez que pueden, en contra de ella: Cualquier estudiante universitario que hubiese leído el libro de texto Economía, de Paul Samuelson les podría haber dicho que la austeridad era una idea muy mala. Pero los que elaboran las políticas, los expertos y, siento decirlo, muchos economistas decidieron, en gran parte por razones políticas, olvidar lo que solían saber. Sin embargo, no hay que saber mucho para descubrir el porqué los manirrotos se sienten santificados y condenan a los austeros. Lo enseña la más básica investigación de psicología económica: las personas prefieren disfrutar del consumo sin pensar en la necesidad de pagar por ello en el futuro. Comprendemos, en tonces, los panfletos griegos: No debemos, no vendemos, no pagamos.Lo más curioso del discurso en contra de la austeridad es la contradicción que impone en los que lo profesan. Los socialistas defi enden la necesidad consumir y gastar mientras que los artífices de la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR