Ayudas contra la enfermedad

  1. Por cuanto en esta ciudad hay iglesia fundada del señor San Sebastián, y por la costumbre y devoción que se le ha tenido, propuso el señor gobernador y este cabildo que se tome por abogado al dicho señor Santo San Sebastián de las Viruelas, y que para ello se pida limosna todos los años Actas del Cabildo, Caracas, 1700.2. Por parte de los señores Cabildo, Justicia y Regimiento, se ha dado cuenta de un decreto sobre haber electo por patrón y abogado de la ciudad al Glorioso Patriarca Santo Domingo de Guzmán, intercesor para que la Divina Providencia se digne de librar a esta ciudad de pestes y contagios, manteniéndola en paz y quietud y alcanzándole la salud espiritual y temporal Acta de Cabildo, Barquisimeto, 1716.3. En Cabildo de dos de ene ro de 1608 mandó el gobernador que se diese razón de las fiestas que tenía la ciudad y las que se hallaron de obligación fueron: San Pablo, primer ermitaño votado por las viruelas, San Sebastián por las flechas, San Mauricio por la langosta, San Jorge por el gusano y Santiago por patrón de la ciudad. Se revalidaron dichos votos y eligieron de nuevo a dichos Santos por patronos y tutelares de esta ciudad Oviedo y Baños, 1765.4. En la ciudad de Coro, el 12 de marzo de 1770, se acordó que en la tarde de ese día se trajese en rogativa a Santa Rosalía, patrona contra la peste, y se hiciesen las dos fiestas acostumbradas por haber muchas enfermedades Actas del Cabildo Eclesiástico, 1770.5. Suplico a V. M. ruegue a Dios por la salud de esta república, que miro bien afligida por la peste con harto dolor de mi corazón, que estoy pensando tratar con los señores curas, que pasemos al pueblo de Aregue a traer en procesión a la milagrosa Virgen de Chiquinquirá, y tenerla aquí por nueve días en Rogativa; porque ya es mucha la mortandad y las calamidades, en la gente pobre mucho más. O hasta que Dios se incline a suavizar esta acre epidemia Pedro Abanero al Gobernador y Capitán General, Carora, 1773.6. Estando doña María de Rojas enferma de una apostema en la garganta, tan hinchada que no podía volver a una parte ni a otra el rostro, y desahuciada ya para morirse, llegó a ella el Capitán Francisco Fernández de Rojas y le dijo: hermana, prométale unas novenas a Nuestra Señora de Táriba, y que irá a su casa. Y...

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