El ballet que es identidad para el Teatro Teresa Carreño

Se anunciaba como la superproducción para fin de año. En los diarios se decía que manejaba un presupuesto de 80 millones de bolívares. Para el estreno tendría a 123 bailarines en escena, a la Orquesta Sinfónica de Venezuela y el ingenio creador de Vicente Nebrada. Todo apuntaba entonces a que sería espectacular. Y lo fue: es el espectáculo más visto en la Sala Ríos Reyna hasta la actualidad.Durante 15 años Keyla Er mecheo presentó su versión de El Cascanueces en el Teatro Te resa Carreño. Pero ese diciembre de 1996 la directora del Ballet Metropolitano de Caracas tuvo que mudar su pieza al Poliedro de Caracas. Comenzaba así la polémica, a la que tuvo que hacer frente el entonces gerente general de la Fundación TTC, Leonardo Azparren Giménez.Era el momento de Nebra da, del Ballet Nacional de Caracas y de todo el personal técnico de hacer crecer su propia magia; tal como el árbol de Navidad minutos antes de comenzar la batalla entre ratones y soldados.Con una versión netamente clásica, y unos boletos que costaron entre 2.500 y 4.000 bolívares, el público caraqueño disfrutó de los efectos especiales y la delicadeza de un ballet que se haría tradición. Y que este mes celebra sus 20 años.A Vicente le interesaba un montaje divertido, adaptado a las tecnologías de finales del siglo XX: fuegos artificiales, muchas imágenes al mismo tiempo, afirma Laura Fiorucci, entonces asistente de Nebrada.La maestra recuerda que el espectáculo se armó rápido. No había tiempo que perder: Vicente siempre fue terriblemente exigente. No dejaba pasar nada. Los ensayos fueron muy estresantes, porque él quería que la escenografía se moviera en un momento preciso de la música, que el bailarín ejecutase precisamente lo que él le indicaba. Nunca supimos si quedó satisfecho con ese estreno.Desde los talleres. Milagros Coromoto Rodríguez es la líder del Departamento de Peluquería y Maquillaje. Recuerda cómo trabajaron de día y de noche para ese estreno. Prácticamente dormíamos aquí, dice.Éramos siete personas en el equipo: hacíamos coronas, sombreros, maquillábamos, atendíamos a los bailarines. Son elementos que todos los años restauramos: la calva de látex del abuelo, la cabeza del Cascanueces que a veces se despega, los alambres de las coronitas, agrega.Para Rodrigo Rodríguez el gran consentido del teatro...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR