Barcelona La niña coqueta del Mediterráneo

Barcelona, como su arquitectura, vence casi todo pudor. Jóvenes y adultos contemporá neos, hippies, clásicos o ejecutivos prefieren las bicicletas o las motos para transitar por sus calles. De allí que sea la segunda ciudad europea con más motocicletas por habitante, además de la urbe española con más kilómetros de ciclovías. Tan viva como las huellas del arquitecto Antonio Gaudí, es un lugar de propósitos, pues cualquier detalle en la Ciudad Condal tiene un significado. La habilidad, el reto, está en descubrirlo bajo un lenguaje tan variado como la cantidad de idiomas que allí se escuchan.Barna es un punto de inter secciones y contrastes: el tiempo antiguo del Barrio Gótico, el bullicioso bulevar de La Rambla, sus mercados, el buen gusto del Paseo de Gracia y el futurismo de Poblenou, sus playas espléndidas, restaurantes creativos, el culto a las compras. Ella parece invitar constantemente a hurgar sus secretos y contemplarlos como el artista catalán señala en La Clave Gaudí: Con el arte de sugerir sutilmente, de hablar sin decir.... En una breve visita puede tomarle el pulso a una ciudad guiada por la luz seductora de su costa, dueña y señora de cada espacio.Contrastes serenos. Es inevitable viajar en el tiempo al deambular por las calles y plazas del Barrio Gótico. No tema perderse, siempre habrá una señal que sirva de guía. Medieval y levantado sobre ruinas romanas, este barrio juega con la capacidad de sorpresa de su visitante. Nada como caminar por el histórico pasadizo entre los edificios del Gobierno de Cataluña, el Palau de la Generalitat, la Casa dels Canonges, y pelearse con la cámara fotográfica para ser capaz de captar su esencia. Eso mientras se cuela el sonido del arpa de un músico callejero. Se sabe, Barcelona es insólita. Bella.Aquí es posible encontrar monumentos romanos, judíos y renacentistas, que conviven con multitud de gastro-bares y tiendas de diseño. La mirada es raptada por la imponente Catedral de Barcelona, de estilo gótico. Puertas adentro habrá una experiencia de total misticismo y religiosidad, apta también para incrédulos. Merece la pena hacer una parada en los museos Diocesano de Barcelona y de Historia de la Ciudad.Uno de los rincones más pe culiares y serenos del Barrio Gótico es la plazoleta de Sant Felip Neri, frente a la fachada de la iglesia homónima y que aún conserva las marcas del bombardeo de 1938, durante la Guerra Civil. Sus piedras parecen tener un sordo eco de balacera. Otro placer es sentarse...

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