Batalla en las alturas

El boliviano es una persona apacible, de andar pausado, sereno, muy tranquilo. Se le ve caminar por las intrincadas calles de La Paz con una cadencia suave, lejana al frenético ritmo que se vive en otras latitudes, más cercanas a las costas. Sin embargo, cambia cuando habla de fútbol. Se apasiona, se vuelve intenso, vive a su selección con mucho fervor.Por esta razón hoy están ansiosos, pues la batalla pautada para las 3:30 de la tarde hora venezolana representa el último tren que podría llevar a su país al Mundial 2014; uno al que pocos tienen esperanzas de subirse, pero por el que van a pelear.Es por esto que, a pesar de ese talante en apariencia pasivo del boliviano, no es de extrañar que hayan calentado tanto el partido de hoy contra Venezuela. El dolor de la espina clavada de la victoria de la Vinotinto hace cuatro años atrás, sumado a la necesidad propia de los del altiplano, que necesitan alentar a un público desmotivado por la gris campaña de su selección, hacen que el ambiente de La Paz, tan tranquilo como su nombre, se perturbe con el estruendo del redoble de tambores de guerra.Para los dirigidos por César Farías, el partido también representa una oportunidad dorada. Después de 20 días de preparación entre el páramo de La Culata, Mérida y el altiplano, sumados al desembolso realizado en cámaras hiperbáricas y de hipoxia; llega al momento de la definición.Panorama. Si Venezuela vence a Bolivia, sacará cinco unidades a Uruguay, y dará un paso determinante en sus aspiraciones de clasificar a Brasil...

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