Batalla final

D iego Simeone vivió uno de los momentos más amargos de su vida hace dos años en Lisboa. La Liga de Campeones era suya. Estaba a sólo un tiro de esquina de sus dirigidos, de tocar el cielo con las manos.Falló Diego Godín, el defen sa, ese que es casi infalible por arriba, y Sergio Ramos se elevó por encima de todos para anotar el empate a uno que torció definitivamente una final que comenzaba a celebrarse en la Plaza de Neptuno y terminó festejándose en Cibeles.Era la típica historia a la que se agarran los seguidores merengues, y a la misma a la que se aferrarán esta tarde 2:30, cuando se reedite la final de 2014, ahora en Milán, en el mítico estadio San Siro. Me encanta tener esos 113 años de historia a mis espaldas, aseguró no sin algo de sarcasmo Simeone ayer en la rueda de prensa de presentación del partido.Hay diez jugadores distin tos a aquellos que estaban en la final de la otra oportunidad.Eso es lo más valioso que tiene este club. Se trabaja en consecuencia de seguir creciendo y mejorando. Como en todo en la vida, al que insiste la situación le aparece, comentó.En la acera de enfrente está como técnico Zinedine Zidane, asistente de Carlo Ancelotti, DT en aquellos días del conjunto realista, quien va a su primera final como estratega. Una situación que manejó a la perfección como jugador.En el cam po estaré más tenso, pero me gusta esta presión, dijo el francés. Lo he vivido como jugador, pero como entrenador no tiene nada que ver. Ancelotti me decía mucho esto. Ojalá un día...

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