Benedicto XVI pisará un México distinto al que dejó Juan Pablo II

Seguramente el papa Benedicto XVI recibirá un baño de multitudes a su llegada a la ciudad de León, donde arrancará su primera visita oficial a México, el segundo feudo del catolicismo en el mundo después de Brasil. La organización del programa de cuatro días se encuentra a tope en el estado de Guanajuato, donde 13.000 efectivos se encargarán de la seguridad del Papa. Pero su encuentro con los mexicanos, que otrora demostraron su fidelidad al popular Juan Pablo II, no resultará tan fervoroso como en el pasado. El antecesor del pontífice alemán visitó cinco veces el país y por ello alcanzó el apodo del papa mexicano. En 2002 pisó tierra azteca por última vez para canonizar a Juan Diego, que según la mitología eclesiástica fue el descubridor de la Virgen de Guadalupe, patrona e ícono de este país. En cambio, Benedicto XVI llega a México en su séptimo año de mandato y una década después del polaco, y se encuentra con un país deprimido, refiere Bernardo Barranco, especialista mexicano del Centro de Estudios Religiosos. La violencia que se ha re gistrado el país como consecuencia de la cruzada contra el crimen organizado y el narcotráfico, llevada a cabo por el gobierno de Felipe Calderón, ha causado más de 47.000 muertos desde 2006, según cifras de la Procuraduría General. El Vaticano declaró que el propósito de Benedicto será refundar México sobre los valores cristianos, ya que se enfrenta a desafíos increíbles, en particular la violencia, la corrupción, el tráfico de estupefacientes, advirtió el secretario de Estado Tarcisio Bertone, que...

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