Berlusconi: adiós a una era

La frenética huida hacia delante de Silvio Berlusconi ha llegado a su fin. El miércoles, el Senado italiano lo despojó de su investidura, en aplicación de una ley que veta el escaño a los políticos sentenciados en firme a más de dos años de cárcel. Él, desde luego, cumplía el requisito. El Supremo confirmó en agosto su condena a cuatro años por fraude fiscal.Berlusconi intentó evitar su ex pulsión con movimientos desesperados: reclamó un indulto presidencial, exigió un nuevo juicio e intentó provocar una crisis de Gobierno para forzar elecciones. Todo en vano.Ahora desprovisto de su in munidad parlamentaria, el tres veces primer ministro deberá afrontar otros cuatro procesos judiciales, que van desde soborno a incitación a la prostitución de menores. Un desenlace amargo para Berlusconi, pero sobre todo para Italia, que se ve reflejada en el mismo espejo. Porque el auge de este dirigente carismático y sin escrúpulos es fruto de una cultura política clientelar, refractaria a la ética, que se nutre del servilismo de los aduladores y de la complicidad de los ciudadanos.Quien más tranquilo va a res pirar es Enrico Letta, el atribulado primer ministro, que ha sufrido como nadie...

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