Biblioteca Julián Padrón

Emociona poder contar en un solo envío con las obras capitales del escritor monaguense Julián Padrón 19101954, del que se celebró el año pasado el centenario de su nacimiento. Se trata de un estuche, modesto y hermoso, que agrupa en orden cronológico las cinco novelas que escribió. La entrega se cobija tras el título genérico aludido, tan del gusto de nuestros días una ecuación que hace calzar lo particular con lo genérico, tanto como lo unívoco con lo múltiple, y el cometido lo logran, en el año 2010, la Fundación Editorial El Perro y la Rana, la Red de Bibliotecas del estado Monagas y el Fondo Editorial Biblioteca de Temas y Autores Monaguenses. Los títulos aportan la seña crítica de nuevos lectores en prólogos escritos para cada obra: La guaricha 1934 con las ilustraciones de Narváez, pero sin la semblanza que escribiera Picón Salas, Madrugada 1939, Clamor campesino 1945, Primavera nocturna 1950 y Este mundo desolado 1954. Los prólogos corren a cargo, respectivamente, de Celso Medina, José Miguel Piedra, Rogelio León, Obando Flores y Amarilis Guilarte Fermín. Heredero del telurismo literario, la temática decimonónica, lo cargará con nuevas intenciones y le dará forma bajo una imagen poética de ricas floraciones. Respondiendo a un esquema de conceptos sobre la tierra venezolana, sostendrá en La guaricha que: Nuestro pai saje es Llano y Montaña./ La Montaña rodea al Llano como a su corazón; y en Ma drugada: ¡Mar venezolano, mar Caribe, mar de ostrales y salinas y peces, que bañas mi tierra y formas islas áridas, hermosas bahías, grandes golfos!/ ¡Mar con marineros y sin barcos!/ ¡Costa venezolana, que te opones al mar con tus acantilados, con tus cabos y tus puntas...

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