La bicicleta de Covey

Siempre llamará la atención la forma en que muere un hombre. De pie, mientras duerme, o en el centro de una tragedia. Uno de los gurús de management más exitosos de todos los tiempos, Stephen Covey, falleció el 16 de julio pasado, después de caerse de su bicicleta, a los 79 años de edad. Odiaba la idea de retirarse a los cuarteles de invierno. Quería pedalear hasta el final y lo logró. Tuvo motivaciones profundas. El libro Los siete hábi tos de la gente altamente efectiva vendió más de 20 millones de ejemplares. De sus otros títulos, 3 vendieron al menos 1 millón cada uno. Cifras que refieren el alcance de su mensaje. Y su centro de liderazgo Covey ahora parte de una empresa llamada Franklin Covey asegura tener entre sus clientes a 30% de las 500 empresas más grandes del mundo que escoge la revista Fortune. Siempre sentí desconfianza por todos los gurús de la motivación religiosa y empresarial, pero especialmente por Covey. En nuestra cultura popular Âque no deja títere con cabeza su apellido era fácil de asimilar a la palabra coba, esa adulación o alabanza fingida, con el fin de obtener un resultado, como informa el diccionario. ¿No era eso lo que este americano profundo finalmente se encargaba de vender? Alguien con buen humor diría que sí y que no. El corazón de su mensaje era antiguo. Tanto que resultó visionario cuando los siete hábitos fueron promocionados por primera vez en 1989. Mientras otros especialistas en vender mejores prácticas del ma nagement se mostraban atraídos por fórmulas para construir la organización eficiente, Covey apareció con un discurso opuesto: carácter personal, propósito y disciplina eran los principios que importaban. Para Covey los trabajadores no significaban un engranaje dentro de una máquina que funcionaba con castigos e incentivos, sino individuos a los que había que tomar en cuenta. Este gurú tuvo dos influencias que pueden resultar obvias, porque lo son, pero también llamativas. Una era Peter Drucker, otro teórico sobre asuntos empresariales, que en 1967 planteó que la efectividad... era un hábito. La otra vertiente de su forma ción...

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