Esa bochornosa gloria del pueblo

La casa de Doris Oropeza fue arrasada. Hasta las paredes fueron destrozadas, la cocina arran cada de cuajo, el menaje de cocina arramblado, lo mismo que el resto del mobiliario. Una horda consideró que la cuidadora del niño brutalizado y asesinado en Guanare debía ser escarmentada y, antes de que los tribunales fijaran posición al respecto, establecieron su culpabilidad y dictaminaron que la primera cuota del castigo debía ser la trituración de su vivienda y la confiscación de lo que se encontrara en su interior. Doris Oropeza está entre los im putados por la muerte del menor cuyo cadáver era un libro donde podían leerse con toda nitidez episodios de tortura sistemática. Pero el acoso a su propiedad se produjo antes de que la jueza determinara la exacta responsabilidad de Oropeza en los espantosos hechos. El grupo de autoproclamados justicieros debió hacer un estruendo de mil demonios, puesto que a su paso no dejaron ni los enchufes y el piso quedó cubierto por una alfombra de escombros. Ninguna autoridad impidió el asalto, como tampoco se evitó la quema de seis negocios y el destrozo de otros tantos, de ubicación muy céntrica por cierto, cuyos propietarios estarían relacionados con los implicados. La poblada fue atizada por ru mores en el sentido de que los detenidos serían dejados en libertad gracias a su supuesta conchupancia con el gobernador de Portuguesa, Wilmer Castro Soteldo, y con el ministro de Interior, Tareck el Aissami. El diputado Iván Colmenares dijo que la gente había salido a la calle cansada de que no se resuelva ningún caso en Portuguesa: hace dos meses mataron a un niño estrangulado, ahora se repite este hecho y la ciudadanía no quiere que quede impune. El caso es que la audiencia de presentación de los acusados fue diferida y eso fue el pistoletazo para que se iniciara la protesta, que muy pronto derivó en candela y pillaje. Nos encontramos, pues, ante la destrucción de la propiedad y el apoderamiento indiscriminado de los bienes ajenos como una práctica que va haciéndose ha bitual en Venezuela y lo peor es que se percibe como algo normal e inclusive justificado dentro del repertorio de confrontación. El gobierno de Chávez ha con tribuido de manera fundamental en la legitimación del saqueo...

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